El padre después del patriarcado – Éric Laurent

Primera parte

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He elegido en esta oportunidad hablarles del padre después del patriarcado en la perspectiva del título del futuro encuentro PIPOL 11[1].

El padre después del patriarcado es el padre que ya no es universal. Es el padre que ya no es un Dios. Jacques-Alain Miller destaca este punto en su curso, aun inédito, « El Uno solo », lo cito: « es esencial [que el padre] no sea Dios […]. Freud había mostrado la raíz de la ilusión religiosa en la función del padre y Lacan, por el contrario, marca el espejismo divino que es propiamente mortífero o psicotizante cuando es soportado por el padre »[2].

Cuando Lacan hace suya la perspectiva freudiana según la cual el padre y Dios están vinculados, separa la definición del padre como Dios de su existencia. Separa la esencia del padre y su existencia. Enuncia que si bien « todo padre es Dios », este enunciado debe completarse con el hecho de que en su existencia, en el nivel de la existencia de un padre, ningún padre es Dios[3]. Esta puesta en tensión de dos niveles, de lo que vale para cualquier padre y de lo que atañe a la existencia de un padre, forma parte de la báscula anti-hegeliana de Lacan. Se niega a reducir las existencias particulares a ser una parte de un todo.

El padre, uno por uno

Lo enuncia durante la única clase del Seminario « De los Nombres del Padre » : « Toda la dialéctica hegeliana apunta a colmar esta falla y mostrar en una prodigiosa transmutación cómo lo universal puede llegar a particularizarse por el camino […] de la Aufhebung »[4]. Este rechazo de lo universal prosigue cuando Lacan se propone definir el Nombre del Padre a partir de una función. La gran ventaja de una función es no definir un todo: una función lógica no define sino un campo de aplicación. La función no es entonces definible sino mediante la realización de variables que constituyen su desarrollo.

Lacan habla entonces del padre a partir de casos particulares. Habla de versiones del padre. Ser un padre es ser uno de los modelos de la realización de la función. Uno de los valores A, B, C o D de la función P(x). Para abordar estas versiones del padre, una por una, Lacan da un paso suplementario vinculando el estatuto del padre, ya no a un universal, sino al amor por una mujer. Y formula de forma radical esta nueva perspectiva en el Seminario XXII, « RSI », cuando afirma : « Un padre no tiene derecho al respeto sino al amor […], más que si [el] amor está […] père-versamente orientado, es decir hace de una mujer objeto a que causa su deseo. Pero lo que de ello así a-coge una mujer nada tiene que ver en la cuestión. De lo que ella se ocupa es de otros objetos a que son [sus] hijos »[5]. Ser padre, entonces, es tener la père-versión[6] particular de apegarse a los objetos a de una mujer.

Lacan dice a propósito de este padre, lo cito : « Poco importa que tenga síntomas si añade a ellos el de la père-versión paterna, es decir que su causa sea una mujer, que él se haya conseguido para hacerle hijos, y que a éstos, lo quiera o no, les brinde un cuidado paternal »[7]. Vemos la diferencia entre la père-version paterna y la perversión general del deseo del hombre. De acuerdo a la estructura del deseo masculino, el hombre se apega a los objetos a que causan su propio deseo. Por ejemplo, el fetichista tiene la perversión particular de apegarse al falo que falta a la madre realizándolo en un objeto particular – como el zapato, el brillo en la nariz, etc. Mientras que aquí se trata de un objeto que una mujer ha producido. Aquí el niño no está definido a partir del falo, sino a partir de ser un objeto a de la madre. El padre se sitúa entonces a nivel de la particularidad del síntoma, de la particularidad del goce.

Al revés de la perspectiva universal, la père-version paterna es que el deseo del padre esté vinculado a una sola mujer. Este padre no garantiza el acceso al goce de todas las mujeres, como el padre freudiano. El padre de después del patriarcado se sitúa desde lo real, es decir desde el goce.

Es un lugar particular que subsiste después del final del patriarcado.

Continuará…

Traducción : Lore Buchner.
Revisión : Micaela Frattura.

Fotografía: © Simon Vansteenwinckel

[1] Primera parte de la conferencia dada por Éric Laurent en el marco de « Las Conferencias por el psicoanálisis », Iniciativa Rusia-Moscú, 16 de diciembre de 2022, en presencial y por videoconferencia.
[2] Miller J.-A., « La orientación lacaniana. El Uno solo », enseñanza pronunciada en el marco del departamento de psicoanálisis de la Universidad Paris 8, clase del 6 de abril de 2011, inédito. La traducción es nuestra.
[3] Cf. Lacan J., El Seminario, libro IX, « La identificación », clase del 17 de enero de 1962, inédito.
[4] Lacan J., « Introducción a los Nombres del Padre », De los Nombres del Padre, Paidós, Buenos Aires, 2005, p. 74.
[5] Lacan, J., El Seminario, libro XXII, « R.S.I. », clase del 21 de enero de 1975, Ornicar ?, n°3, mayo de 1975, p. 107. La traducción es nuestra.
[6] En el Seminario, libro XXII, « R.S.I. », Jacques Lacan equivoca el término perversion mediante dos términos que le son homofónicos en francés : père (padre) y versión, evocando así una « versión hacia el padre ». [NDT]
[7] Lacan, J., El Seminario, libro XXII, « R.S.I. », clase del 21 de enero de 1975, op. cit., p. 108. La traducción es nuestra.