Un recuerdo de Joan Didion – Rosa Vázquez Santos

©Jos Tontlinger – https://jos-tontlinger.be/

El Nombre-del-Padre en tanto operador que regula el goce nace en Lacan del lado de la metáfora, pasando luego a concebirse como una función lógica y, finalmente, como nudo o anudamiento sintomático. En la clínica y en lo social del siglo XXI encontramos esas diversas versiones del padre, ejemplos notables de eso que opera, entre los que deseo recordar a tres escritores que se han servido de la escritura para bordear un real situado más allá del padre.

A comienzos del siglo, la escritora norteamericana Joan Didion bordeó la enfermedad y la muerte de su marido y su única hija con sendos libros : The Year of Magical Thinking[1] (2005) y Blue Nights[2] (2011). En diversas entrevistas, describe y defiende la escritura de esas obras como la única vía posible para sostenerse y seguir viva, respuesta natural de quien dice haber encontrado lo que para ella opera a los cinco años, cuando su madre le regaló un cuaderno sugiriéndole « que dejase de lloriquear y aprendiese a divertirse escribiendo sus pensamientos »[3].

Los otros ejemplos que deseo recordar, son dos autores franceses conocidos y citados por el psicoanálisis : Philippe Lançon, que con la escritura de El colgajo[4] (2018) atravesó el real de la muerte y el sufrimiento del atentado contra Charlie Hebdo y las terribles secuelas que dejó en su cuerpo ; y Emmanuel Carrère, cuyo reciente V13[5] (2022) recopila las crónicas escritas durante sus meses de inmersión en los juicios del atentado del Bataclan, inmersión en el horror con la que parece responder a algo que exige su cuerpo.

La cercanía a lo real de estos escritores podría enseñarnos mucho respecto a la « clínica del exceso »[6], pero a pesar de su proximidad a ese borde, lejos del operador de J. Didion o el saber hacer de E. Carrère, quienes nos visitan no cesan de mostrarnos el fracaso de la palabra y la proximidad de lo no metaforizable. Y las dificultades crecen, pues al déficit metafórico se ha sumado la universalización de la « autoedición », forma del actual empuje a la « autonominación » que contribuye aún más a devaluar la potencia de la palabra.

¿ De qué servirse en el más allá del padre ?, ¿ de qué servirse frente al empuje a la relación que no hay, al consumo compulsivo de experiencias imaginarias, la autonominación y al recurso a la ciencia ?, ¿ qué regulador frente a la muerte más allá de las profesiones de riesgo, en nuevas formaciones dirigidas a trabajar con cadáveres y todo tipo de prácticas y modificaciones del cuerpo ?

A la espera de leer a mis colegas, querría aportar un recuerdo de J. Didion, para quien la escritura parece operar como un servirse del padre, pero que en su más allá también sabe servirse de otras soluciones. En las entrevistas y libros citados, J. Didion recuerda que : irse a vivir junto al océano le permitió salvar su matrimonio. Atribuye a la proximidad del océano la pacificación de una relación que duraría cuarenta años. El océano permitió a su empuje a lo ilimitado – que no esconde – condescender a la no relación, fracasar de la mejor manera. Me interesa esta pequeña solución por su opacidad, imposible saber el peso del padre en ese más allá.

[1] Didion J., El año del pensamiento mágico, Barcelona, Literatura Random House, 2018.
[2] Didion J., Noches azules, Barcelona, Literatura Random House, 2019.
[3] Cf. Didion J., The Center Will Not Hold, documental realizado por Griffin Dunne, Netflix, Estados Unidos, 2017.Véanse también las entrevistas concedidas al programa de Charlie Rose (PBS), disponibles en : https://charlierose.com/guests/3293.
[4] Lançon P., El colgajo, Barcelona, Anagrama, 2019.
[5] Carrère E., V13, París, POL Editeur, 2022.
[6] Cosenza, D., « Las nuevas formas del síntoma : potencialidad y límites de un paradigma psicopatológico », La comida y el inconsciente, NED Ediciones, 2019, p. 53-64.

Fotografía : ©Jos Tontlinger