La clínica y la crítica del patriarcado por la vía de Nobodaddy funcionaron al máximo durante seis meses. Con los once textos de este último número, son más de ciento veinte contribuciones de colegas de toda la EuroFéderación que pueden leerse en el blog al que se dedicó un equipo de un centenar de personas, orquestado por quienes aparecen en las ilustraciones.
Si aún les quedan dudas infundidas por los defensores del Anti-Edipo sobre la supuesta complacencia de los psicoanalistas hacia el orden patriarcal, lea el texto de Alexandre Gouthière que demuestra, con el caso Minna, que el tratamiento psicoanalítico consiste en desidealizar la figura paterna. O el texto de Jacqueline Dhéret, que nos dice que en un análisis se pasa de una posición de heredero a la de hereje. De hecho, nos descubrimos hijos de los significantes encontrados y del lenguaje. Y luego, continue con el texto de Andrés Borderias que pone de relieve que el verdadero tirano que nos habita es el superyó que, con la evaporación del padre, nos somete hoy a una ley de hierro aún más feroz : la que hace obligatorio todo lo que está permitido. Un psicoanálisis es también el tratamiento de esta figura paterna introyectada, una distanciación de los significantes así transmitidos con su carga de goce.
Para Lacan, cada padre se convierte en el modelo de la función, lo que sitúa al padre del lado del síntoma y no del universal (Caroline Nissan). Y por eso, para nosotros, los psicoanalistas, se trata de situar cómo cada sujeto se las arregla o no con el modelo que conoció en su infancia. Pero el ideal que consistiría en prescindir del padre por un corte radical no permite utilizarlo y conduce inexorablemente a lo peor, como lo recuerda Florence Smaniotto, apoyándose en la lectura de La Mancha de Philip Roth. De nuevo con P. Roth, Eve Carrere Naranjo hace aparecer la solución de un sujeto melancólico que puede necesitar hacer existir un Otro malvado para recubrir su real de objeto de desecho. Bérangère Remy lee a Goliarda Sapienza, que intenta deshacerse del padre negándose a utilizar el significante padre : « No maté a mi padre, pero desde aquella noche lo llamé siempre el abogado ». En cuanto a Anne Weinstein, nos hace descubrir cómo Nadia Murad, después de haber pasado por lo peor, ya no cree en el patriarcado tradicional. Se pasa del padre, pero lo utiliza para escribir. La única solución de Gérard Garouste a la indignidad de los padres es inventar su propia manera de pintar, su propia lengua, « como el artífice de un saber-hacer que hoy hace excepción » (Sophie Charles). Prescindir de él, dejar de creer en él, pero utilizarlo sin someterse a la ley feroz del significante que constituye el superyó.
Tampoco se trata más de idealizar a las mujeres y a las madres y de soñar con una ginecocracia, porque, como recuerda Philippe Benichou, no hay solución política a la no relación sexual. El discurso capitalista tampoco la tiene, ya que pretende borrar al sujeto en beneficio del goce individual conectado a los objetos de masa. De ahí, la dificultad para el colectivo de encontrar un punto de preocupación con lo real de la guerra (Célia Breton).
Todos los textos publicados en Nobodaddy son y seguirán siendo accesibles en Internet. Son una preparación, pero también un eco que se mantiene más allá del evento que nos reúne este fin de semana en Bruselas. ¡ Muy buen congreso a todos, estudioso y festivo !
Traducción : Fernando Gabriel Centeno
Relectura : Cinthya Estrada