¿ El amor es soluble en el woke ? – Véronique Pannetier

© Elena Madera

« Lo que suple la relación sexual es precisamente el amor. »
Jacques Lacan, Aún.

El patriarcado se derrumba y el discurso woke es a la vez el efecto y el amplificador. En este discurso se asiste a una reabsorción de la diferencia de sexos en favor de una « no binaridad » que se dispersa en una vertiginosa multiplicidad. ¡ Hay para todos los gustos !

El cuerpo está en el blanco, expuesto, examinado detalladamentey a veces es como reinicializado por el enunciado de un « Yo soy… ». Un « Yo soy » que excluye toda interlocución. La dirección se borra… Es difícil hablarse cuando la palabra está vigilada, sospechosa de acarrear con una mala intención, una voluntad de herir, ofender o agredir.

Así, las relaciones entre los que aún pueden llamarse hombres y mujeres se vuelven más peligrosas que nunca. Hoy los hombres tienen que dar prueba de la deconstrucción – el hombre « deconstruido » querido por Sandrine Rousseau – para poder arriesgarse a seducir. Y además, la seducción tiene muy mala prensa entre las jóvenes que a veces le asocian una intención de manipulación. Esto no es falso, porque toda palabra hace resonar una demanda, como nos lo ha enseñado Lacan, y es ingenuo creer que es posible sustraerse a ella, salvo no hablándose en absoluto.

Sólo estamos, sin duda, en los comienzos de una nueva clínica sobre las relaciones amorosas entre los dichos hombres y las dichas mujeres. Cuando la palabra misma es atacada, cuando cada cual tiende a refugiarse en el primer safe space que se le presenta, por miedo a cruzarse con el Otro, es de temer que el discurso amoroso pierda su vitalidad, su inventiva, e incluso sus deliciosos malentendidos, porque para que haya malentendido, es necesario al menos que una palabra pueda hacerse oír.

« Hablar de amor es en sí mismo un goce »[1], decía Lacan en 1973. ¿ Se desvanecerá este precioso goce y la ilusión que transmite ? Recuerdo la escalofriante cita de Paul B. Preciado que Sylvie Berkane-Goumet retomó en su texto de orientación del 3 de febrero de 2023 : « [el]’amor no es un sentimiento [sino] una tecnología del gobierno de los cuerpos, una política de gestión del deseo cuyo objetivo es capturar la potencia de reaccionar y de gozar de dos máquinas vivientes para ponerlas al servicio de la reproducción social »[2].

Esta concepción casi paranoica del amor hace resonar un triste futuro, una nueva versión de la « degradación de la vida amorosa », muy lejos del que con tanta precisión diseñó Freud.

Sin embargo, Panayotis Pascot[3], el joven stand upper que comienza su espectáculo confesando que « no sabe besar a las chicas » – una acción que lo « aterroriza desde muy pequeño » – es un contraejemplo. Se reconocen los tormentos al acercarse al otro sexo, la vulnerabilidad en la que nos sumerge el amor, la angustia que precede y a veces impide el acto, ya sea una palabra de amor o un gesto que nos precipita en el tiempo que vendrá. Se entiende el coraje movilizado, un coraje subrayado por Lacan en dos ocasiones en el Seminario Aún. Porque, a falta de manual de instrucciones, sólo queda la audacia. ¿ Y un poco de humor ?

[1] Lacan J., El Seminario, libro 20, Aún, texto establecido por J.-A. Miller, Buenos Aires, Paidós, 2006, p. 101.
[2] Preciado P. B., « La Saint-Valentin est une ordure » (El San Valentín es una porquería), disponible en el sitio web de Libération : libération.fr, 13 de febrero de 2015. También Preciado P.B., Un apartamento en Urano, Anagrama, Barcelona, 2019. citado por Berkane-Gourmet S., « El discurso woke, ¿ una nueva relación ? », texto de orientación, Blog Nobodaddy de Pipol 11, posteado el 26 de febrero de 2023.
[3] Pascot P., « Presque » (Casi), Espectáculo, 2022, visible en Netflix.